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En sus primeros seis meses en el ITESO, el nodo de Guadalajara de esta metodología finlandesa presenta diez proyectos de innovación para nueve empresas.

Guadalajara, Jal.- Hace más de seis meses, en Demola Guadalajara (una alianza entre el ITESO y la organización finlandesa Demola) sólo se contaba con diez diapositivas de Power Point y un piso vacío en el Parque Tecnológico, adscrito al Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología (Cegint) del ITESO.

La comitiva de Finlandia, país de donde proviene esta organización que facilita la creación de soluciones a empresas basadas en la innovación abierta, accedió a trasladar a la Universidad Jesuita de Guadalajara su primer nodo para el continente americano, y los primeros estudiantes de diversas carreras se inscribieron.

Para el viernes 10 de abril, cuarenta alumnos (38 del ITESO y dos de otras universidades) recibieron en las instalaciones de Demola Guadalajara a las nueve empresas que confiaron en el proyecto para presentarles, en pitches de cinco minutos, lo que quince semanas de arduo trabajo habían dado como resultado.

Dispositivos de comunicación para personas con discapacidad auditiva, contadores de pasajeros de transporte público, software lector de emociones, muebles modulares para espacios pequeños... Los asistentes conocieron diez demos de soluciones que integran la innovación con el compromiso social.

La idea

México cuenta con más de 700 mil personas con discapacidad auditiva, de acuerdo con cifras del Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje.

Aprender a hablar es para ellos un proceso de muchos años, complejo y muy costoso.

"El lenguaje materno de los sordos es el de señas, y la mayoría no están 'oralizados', así que no entienden la lectura labio facial y tampoco pueden expresarse de manera verbal. Esto dificulta la relación entre oyentes y no oyentes", explica Mariana Rhon, estudiante de Psicología.

Ella forma parte del equipo que diseñó el dispositivo que permite que los lenguajes de señas y oral se encuentren.

Sistema BEA, empresa de software y aplicaciones móviles, se acercó a Demola con la inquietud de producir un sistema con el que las personas con discapacidad auditiva puedan alertar a otros en situación de emergencia.

El caso llegó a un equipo de diez estudiantes que se dieron cuenta de que la necesidad de estas personas no era exactamente esa.

"Validamos esta propuesta con personas con esta discapacidad y nos dimos cuenta de que a nadie le pasaba (la necesidad de alertar en caso de peligro); necesitaban primero la comunicación primaria e interpersonal. Tuvimos que encontrar otra forma de solucionar esto", cuenta Édgar López, quien estudia Ingeniería en Software en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).

"La innovación no sucede cuando le dices a un alumno qué hacer, ni cuando un empresario llega con un proyecto ya hecho. Hay que equilibrar el empoderamiento para que surjan las ideas y haya colisiones aleatorias de conocimiento; a este fenómeno se le conoce como co-creación: yo no sólo colaboro contigo, sino que trabajo contigo para que logres tus objetivos. Yo trabajo para ti, tú trabajas para mí", declara Roberto Osorno, líder del proyecto

Demola en el ITESO.

La filosofía de este método es que la innovación es tan fuerte como el ecosistema en el que fue creada. Por ello, las tres instancias involucradas en la solución (universidad, estudiantes y empresas) trabajan en igualdad de circunstancias; los empresarios no son clientes, sino socios. Los estudiantes tienen la libertad —y responsabilidad— de llevar la idea hasta sus últimas consecuencias de innovación, y orientar el producto a donde ellos decidan, no a donde el empresario cree que quiere o necesita.

El método

Mónica Morales, facilitadora en Demola, opina que este espacio es un contexto controlado en el que los estudiantes pueden experimentar con ideas en las que se insiste en la validación y hay acuerdos de confidencialidad y métodos de trabajo basados en la confianza.

En la dinámica de trabajo de la universidad y los estudiantes, el rol de un facilitador es más de asesoría que de control. Actualmente hay siete facilitadores, quienes son académicos del Cegint; del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática; de Proyectos de Aplicación Profesional (PAP), y de la Oficina de Sistemas de Información.

"No te voy a decir qué hacer, tú me vas a decir qué estás haciendo, esa es la función de facilitador. Ayudamos a construir el ambiente para que el joven pueda trabajar y definir sus tiempos y formas", dice Morales, y aclara que el acompañamiento es crucial.

Delia Ramírez, facilitadora del equipo de solución para discapacidad auditiva, cuenta que este semestre uno de los retos fue coordinar la diferencia de disciplinas y de capacidades de sus siete integrantes. Mariana tiene discapacidad visual, y Édgar y Gilberto tienen discapacidad auditiva.

"La dinámica del equipo tuvieron que entenderla todos. Fue complicado comunicarnos entre todos en un principio, pero pusimos reglas; enviar audios para Mariana, transcribir cosas para Gil y Édgar. Ellos fueron entendiendo y asumiendo el liderazgo, y el proyecto camina solo", dice Delia.

En Demola, es la diversidad la que hace la innovación. Por ello, la interdisciplinariedad es la norma en los equipos. Por eso alumnos de Gestión Cultural se integran con estudiantes de Ingeniería en Sistemas Computacionales, Psicología o Ciencias Políticas y Gestión Pública. Si se habla el mismo idioma, no hay sorpresas.

"Quienes están fuera de contexto hacen las mejores preguntas para orientar la innovación. Entre más diverso el background, mejor, porque distintos orígenes traen distintas propuestas para una solución", dice Morales.

El único requisito para participar es ser estudiante activo del ITESO o de cualquier otra universidad. Se pueden integrar como PAP, materia complementaria o incluso como actividad voluntaria. El compromiso de trabajo para todos es el mismo.

El demo

En su pitch del 10 de abril, el equipo presentó en las oficinas de Demola la solución para personas con discapacidad auditiva, con una pequeña ejemplificación de las dificultades de comunicarse entre oyentes y no oyentes. También explicó el mecanismo de su dispositivo y el demo virtual, el cual titularon Audivi.

El 8 de mayo tendrán una presentación en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ.

En el esquema de Demola, las empresas aportan una inversión de 10 mil pesos para solicitar una solución. Si el resultado final les interesa, compran la patente en negociación con el equipo de alumnos. Si no se concreta la compra, no hay compromiso y el equipo puede hacer lo que desee con su propiedad intelectual.

"Tanto los empresarios como nosotros estamos apostándole a un proyecto en el que empezamos de cero en ambos lados. Que se la estén jugando igual que nosotros habla por ambas partes de una innovación total y de apostarle a mejorar la calidad de vida de las personas", dice Luis Ángel Valtierra, estudiante de Ingeniería Electrónica.

A partir de abril y hasta la primera semana de agosto los interesados pueden ver los proyectos semestrales de Demola e inscribirse. Se requiere enviar currículum al Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. y se realiza una entrevista; para las empresas interesadas en innovación de cualquier tipo, hay una guía de requisitos y más información enhttp://guadalajara.demola.net/.

"El Cegint y el ITESO han roto paradigmas de trabajo. El arrancar algo rápido, de manera concreta y que funcione, y a la par de cualquier nodo de Demola en el mundo, nos demuestra que podemos hacer grandes cosas, y no tienen que ser grandes cosas para grandes empresas, sino grandes cosas para todos", dice Osorno.

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